viernes, 12 de diciembre de 2008

Breve Historia de España

RESEÑA
Breve Historia de España, Fernando García de Cortázar  y José Manuel González Vesga, Editorial Alianza, Madrid, 1994-2008
La relevancia que ha tenido el libro Breve Historia de España de Fernando García de Cortázar y José Manuel González Vesga  se relata en la contraportada. En ésta se dan una serie de motivos por los que este best seller ha sido un éxito. Gracias al gran número de traducciones que se han hecho del mismo, cada día se multiplica el número de lectores que lo adquieren. En la contraportada se habla del estilo ameno y directo que el autor emplea en su redacción, dando acceso a una mayor facilidad en la lectura del libro. Por último, se resalta la importancia de conservar la historia de España actualizada incorporando los últimos acontecimientos manteniendo hasta el final el compromiso con la realidad del momento actual.
En la solapa de la portada se ven los rostros de los autores retratados en dos fotografías. Bajo la primera se resume brevemente la vida profesional del autor principal y elogiado. Se nos informa de que Fernando García de Cortázar es catedrático de Historia Contemporánea y autor de numerosos libros con gran relevancia en la cultura española. La segunda fotografía muestra al popular historiador José Manuel González Vesga. A pie de página se puede observar que, de forma escueta, se nombran al diseñador, al ilustrador y al fotógrafo que han participado en el best seller.
En la solapa situada detrás de la contraportada se enumeran otros títulos que han llevado al éxito al autor Fernando García de Cortázar. Entre ellos se encuentra el de Los pliegues de la tiara. Los Papas y la Iglesia del siglo XX que el autor ha escrito junto a José María Lorenzo Espinosa.
Al abrir el libro nos encontramos con un amplio y extenso índice de siete páginas de longitud. Cabe destacar que la numeración de las páginas de éste viene en números romanos. El índice está claramente detallado, especificando tanto los nombres de los títulos de cada capítulo cómo los subtítulos que lo componen. De manera ingeniosa, el autor emplea como subtítulos el comienzo de numerosos refranes y poemas compuestos por famosos escritores de la historia española.
El libro está escrito en 776 páginas incluyendo al final un sofisticado índice analítico que arranca en la página 753. Cómo ayuda para el lector, Cortázar ha incorporado una serie de apéndices que abarcan
47 páginas del libro y se dividen en diferentes capítulos. En esta última parte del libro, Fernando García de Cortázar enumera con nombres y fechas a todos los monarcas hispanos. De la misma forma data en un amplio listado a los reyes y jefes de Estado de España, al igual que a los gobiernos y primeros ministros de los siglos XIX al XXI. También incluye un listado de fechas que completan la breve historia de España comenzando por el año 1200 antes de Cristo y concluyendo con el año actual, el año 2008. Por último y cómo ayuda para los lectores interesados, Fernando García de Cortázar incluye una serie de  pistas de los autores para una mejor de comprensión del libro. Estas pistas están puestas como motivo de una mayor facilidad a la hora de manejar el libro. Su función es desempeñar la labor de instrucciones de uso.
Si se observa el contenido del libro con más detenimiento se puede comprobar la falta de dedicatorias y páginas de agradecimiento. A su vez cabe destacar también la ausencia de un prólogo.
A la hora de analizar los capítulos de manera superflua, uno se encuentra con que estos son en general de tamaño extenso. El capítulo de mayor envergadura se compone de 99 páginas sin fotografías, ni gráficos. Aunque, cabe decir, que el libro no carece de mapas, pues son treinta el número de mapas de España que aparecen justo en el medio del libro. Estos mapas muestran la evolución y cambios que se han producido en tierras españolas a lo largo de los siglos. El primer mapa enseña los principales yacimientos fenicios y tartésicos existentes en el comienzo de la historia del país. Cómo contraste resalta la imagen del último mapa, en el que se muestra la entereza de lo que hoy en día llamamos Unión Europea. En contraposición al capítulo más largo del libro, se puede exponer la extensión que ocupa el más corto, en el que sólo cabe añadir, que es escueto en todo su contenido ya que su redacción sólo ocupa nueve páginas de longitud.
Cómo se ha indicado anteriormente, el autor Fernando García de Cortázar emplea, desde el principio del libro hasta el final del mismo, una serie de poemas y refranes que inician cada capítulo. El lenguaje de los mismos es poético, sin embargo, el lenguaje que el autor emplea a lo largo del libro es más bien sencillo. Predominan las frases largas dotadas de numeraciones; “como paisajes (Ribera, Murillo), retratos (Sánchez, Coello, Pantoja, de la Cruz), bodegones (Collantes, Sebastián, Martínez), Floreros (Arellanos), escenas bélicas (Juan de Toledo, los Herrera)…,” (pag.304).
Abundan los adjetivos descriptivos “tradición grecolatina” (pag.304), “piedad bucólica” (pag.304), “pintura italiana y flamenca” (pag.304). Junto a los adjetivos coexisten frecuentes exageraciones. Cómo ejemplo hallamos en la página 305 la palabra “hermosísimas” que le da un carácter exagerado a la palabra “representaciones” que la acompaña.
También abundan los nombres propios. La mayoría denominan nombres de autores, otros denominan títulos de pinturas. Cómo ejemplos se pueden destacar en la página 305 nombres propios como el de “Juan de Carreño Miranda y Claudio Coello” o nombres como el del retrato “Adoración de la Sagrada Forma”. Pero no sólo aparecen en el texto nombres de personas, también podemos encontrar nombres de provincias, de reyes, monarcas…, e incluso de monumentos. A lo largo de la lectura llama la atención la aparición de números puestos para dar a conocer una fecha concreta, una superficie ó el número de habitantes de una provincia.
En la narración no se emplean frases explicativas, pero sí, palabras compuestas cómo “conde-duque” (pag.306). El estilo es puramente informativo ya que el libro habla de la historiografía española. En el contenido no se descubren ni comparaciones ni notas a pie de página. Cabe destacar, que ciertas palabras en las que el autor quiere centrar la atención del lector, están escritas con tipografía en cursiva.
Para la lectura de Breve Historia de España no se requiere una base sólida del conocimiento histórico de español, pues en el libro no aparecen tecnicismos y el vocabulario empleado se compone de palabras cortas, simples y concretas.
Los nombres propios, tanto de provincias, como de reinados ó de títulos, se resumen con exactitud en los apéndices del libro para su mejor entendimiento.
El autor muestra sus conocimientos de cultura global empleando extranjerismos cómo “Finis gloria e mundi o In ictu oculi” (pag.305).

La bibliografía es ilustrativa pues el contenido del libro está sacado de libros de historia más que de internet. En la redacción no se detectan erratas, es decir, faltas ortográficas o gramaticales. El libro se ha escrito de forma coherente y precisa. El autor no da lugar a ambigüedades. El hilo narrativo se desarrolla de manera evolutiva siguiendo una lógica aplastante. La organización de los párrafos se divide con punto y aparte.
Cómo conclusión la lectura se hace rápida y llevadera. A pesar de ser extensa no es plúmbea y por lo tanto no se hace pesada. El autor Fernando García de Cortázar emplea un arte minucioso a la hora de detallar todo tipo de ambigüedades. Por lo tanto el libro Breve Historia de España va dirigido a todo lector interesado en la Historia de España.
Por último cabe añadir que el diseño de la portada hace alusión al contexto del libro. En ella se ve el paisaje de un pueblo pesquero. En primer plano aparece una locomotora echando humo. Dos personas sacuden sus manos en forma de saludo mirando hacia la locomotora. La mano alzada se podría interpretar como un gesto de despedida o bienvenida a la gente que viaja en la locomotora. En segundo plano se ve un pueblo de mar. Un muro con un portón en el centro, cerca un complejo señorial rodeado de casas de techo cañizo. Al fondo del dibujo se ve el mar en el que navegan varios barcos. En el otro lado de la orilla se encuentra un pueblo pesquero situado en la falda de la montaña.
La portada es muy atractiva ya que refleja la España de principios de siglo en la cual se denota  de forma creativa el vivo reflejo de la España actual.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Palabras bajo el mar


Palabras bajo el mar, la primera novela de Fernando Trías De Bes, es la historia de una familia que lucha por liberarse de los traumas de un pasado, de los males encerrados en la caja de Pandora, a través del poder de la imaginación y de la fuerza de la sensibilidad.
El libro comienza por el final de la historia en la que Leo, el protagonista, coge un tren desde París a Madrid para ir al funeral de su querida amiga Manuela, la que había sido su niñera durante su infancia y juventud.
Todo  arranca en el año 1914, en Madrid, la ciudad de los pecados de la familia Belienzo. Al principio describe una época llena de ternura y cariño, en la que “todo huele a vida y a luz, una luz blanca y deslumbrante” (pag. 18). Pero más tarde la felicidad se convierte en desgracia con el fallecimiento de la abuela Camelia y con el nacimiento de Mika, la hermana de Leo, que llega al mundo con “el cráneo deshecho” (pag. 21). Como consecuencia la madre se derrumba arrastrando con ella a su marido Alejandro, el cual empieza a fracasar profesionalmente a causa de su difícil carácter. Para salir adelante el padre deja de trabajar cómo filólogo y se hace escritor. Su único cliente, el editor más influyente de Madrid, publica dos de sus novelas que lamentablemente nadie adquiere. Pero un día, Alejandro se niega a entregarle “más capítulos de una novela por entrega que “el ladrón de palabras” le había encargado” (pag. 26)  y éste desaparece. Esta dolorosa situación supera a su mujer y ésta decide abandonarles. Desde ese momento la familia la da  por muerta cobijándose en la teoría de que, “cuando no se vuelve a ver a alguien es que ha muerto” (pag. 27). Al cumplir Leo los ocho años la familia Belienzo se ha empobrecido. Van sobreviviendo del dinero que obtienen por la venta de los muebles. Dadas las circunstancias, el abuelo le propone a su hijo Alejandro el reto de escribir el poema perfecto. Al mismo tiempo que el padre se encierra en sus pensamientos intentando crear el poema perfecto, Leo recibe la visita del trapero que viene a devolverles el diario de la abuela Camelia encontrado en uno de los muebles que les ha comprado. Tras empeñar todos los muebles se arruinan teniendo que abandonar Madrid para mudarse a un viejo caserón, la única propiedad que les queda en un lugar llamado el Páramo. Allí conocen a Manuela que les ofrece trabajar gratuitamente como niñera y al cura del pueblo, el Padre Andrés. Leo piensa que Manuela es “como una ola de mar” (pag. 55), pues representa la vida que va y viene. En su estancia en el Páramo, Leo abre la caja de Pandora sacando a relucir aquellos secretos familiares ocultos e imposibles de desvelar. Gracias a un amigo excéntrico, que cree ser el Espíritu Santo, descubre lo que se halla escrito en el diario de su abuela Camelia, que narra los sucesos de su vida. A través de la clandestina partitura de los Preludios de Chopin, que Leo gana en una partida de ajedrez construido con insectos contra su abuelo, averigua que en el concierto más importante de la vida de su abuelo, ante los reyes de España, éste se queda en blanco a mitad de ejecución, después de cuatrocientos compases, justo al llegar al Re sostenido. Gracias a un árbol imaginario que lanza letras por el aire para conformar el poema perfecto, finalmente el padre de Leo consigue crear y terminar su gran obra maestra. También Mika consigue ser libre abandonando el mundo de los vivos. Una vez rotas las cadenas herederas, el “círculo que todo lo encierra” deja “de existir” (pag. 183) dando paso a la liberación del alma de los Belienzo.
El tema obsoleto que yo he escogido para comentar es la música.  
Después de investigar  la vida de Fernando Trías de Bes, he podido descubrir la similitud que existe entre la pasión que los Belienzo y el autor sienten por la música. En su biografía, Trías de Bes declara su afición por la música. Estudió la carrera de piano y confesó ser un músico frustrado al que el miedo escénico concienció de lo que supone el “estrépito del arte en presente de indicativo”. Comenta que empezó tarde y que toca el piano bastante mal. Dice que compone mejor de lo que interpreta. Alude que su música es del género malo, ya que tiene problemas rítmicos y armónicos debido a su falta de formación en las técnicas de la armonía y el contrapunto, que es lo que Leo, el protagonista del libro, estudia en París al inicio de la novela. El autor confiesa que un día, a pesar de de que la música fuese su grial, descubrió que su caudal creativo se plasmaba infinitamente mejor con letras que con corcheas. Su pasión por la música es uno de los elementos fundamentales de la novela, pues en ella queda reflejado ese “estrépito” musical, ya que es ella la que esconde el secreto familiar y la que sitúa la trama en 1914.
El personaje que he elegido para hacer el análisis es el abuelo de Leo.
José es uno de los personajes más importantes de la obra de Fernando Trías de Bes. Juega uno de los papeles principales. Al principio de la historia da la sensación de ser un hombre desinteresado y malhumorado, pero con el transcurso de la historia se dan una serie de sucesos que explican la razón de su fuerte carácter destructivo.
En la época de juventud del personaje, éste es un pianista muy reconocido en España que tiene  mucho éxito como concertista. Un día, en 1882, se le brinda la gran oportunidad de dar un concierto como solista en el Teatro de Madrid ante toda la clase alta española y al que también asisten los reyes de España. En la carta que le mandan a casa con el programa le dan  la opción de escoger, proponer y decidir qué interpretar. Sin más dilación José decide interpretar Los 24 Preludios de Chopin. La partitura no se ha editado para entonces y en uno de los viajes que hizo José a París, va a Montmartre y consigue una copia de las partituras. El concierto es un regalo de su Majestad Alfonso XII a su Majestad la reina María Cristina por su veinte y cuatro cumpleaños. Para José, en cambio, este concierto es un regalo para su reina, la mujer de sus sueños, su esposa Camelia y también abuela de Leo. Pero a mitad de concierto el abuelo de Leo se queda en blanco destruyendo la oportunidad de triunfar y arruina su carrera profesional como pianista.
Durante los años de vida de Camelia, José se cobija en ella ocultando sus temores, pero tras la muerte de ésta, José se hunde en un interminable mar de frustración y melancolía, quedándole tan sólo un vacío inmenso de lo que un día pudo haber sido y nunca llegó a ser. Por este motivo el abuelo demuestra en la novela un aire arrogante y calculador durante la infancia de su nieto Leo. Cuando la familia se arruina, José empieza a cambiar motivando a su hijo, el padre de Leo, a escribir el poema perfecto. Él mismo retoma las prácticas de piano y comienza a hacer ejercicios que se convierten en duros ensayos y finalizan sonando como Los Preludios de Chopin. A pesar de los múltiples intentos, el abuelo no logra cruzar la frontera que exime las culpas de pasado y proporciona la llave de la libertad. Gracias al profundo afecto y fuerte apoyo que recibe por parte de su nieto, finalmente consigue superar sus propios miedos enfrentándose a su pasado y superando la barrera del miedo que le impedía abrir la puerta de la libertad.
Durante la novela se revela el exigente carácter de José consigo mismo. Ésta es la causa de sus continuos ataques de rabia contra su hijo Alejandro retándole a escribir el poema perfecto o de su actitud rebelde al proponerle a su nieto Leo ganarle jugando una partida de ajedrez.
También florece una notable sensibilidad del personaje en su trato hacia su esposa. Llama la atención que una persona aparentemente testaruda y fría sienta tantísima admiración y pasión por su mujer. En el primer capítulo el autor hace referencia al comportamiento que el abuelo expresa en el momento en que Camelia fallece. En el transcurso de las últimas cinco semanas que Camelia pasa en agonía, José no pasa un solo instante sin separarse de ella o sin cogerla de la mano y tras su muerte, éste se encierra durante dos meses en la habitación de su mujer. Cuando la melancolía le gana la batalla la familia le oye los gritos de dolor.
En conclusión, el modo en que el personaje se va desarrollándose durante la novela es admirable. Al comienzo del relato se nos presenta un abuelo asocial, desinteresado y voluble. Con el transcurso de la novela su carácter va cambiando mostrando cierta sensibilidad regada de afecto y expresiones de cariño. El cambio de actitud, al final del relato, es sorprendente, cuando este mismo se da cuenta que puede superar el telón de acero tocando una nota más en el piano y logrando así su libertad impregnada de satisfacción, orgullo y felicidad. 
Y un instante tan breve como infinito, el instante que contiene la vida, el instante que mueve a los corazones tiñe de blanco los ojos de Santiago, pone en blanco los de Mika y los de mi padre, entorna de blanco a la vez los de Camelia, el caliente blanco que se introdujo en su cuerpo, el mismo blanco que emerge fuera del cuerpo de Santiago, el mismo blanco que inundó años atrás la mente de mi abuelo para cortarle la respiración a sus dedos.
Se hace un silencio y aparece el ángel de la guarda. Una dulce chica llamada Marta, de unos veinte y cinco años de edad cruza la puerta sin llamar. Se introduce en la casa de la perdición dejándonos a todos perplejos, sin habla. Suavemente atraviesa la casa hasta alcanzar la habitación dónde bailan las corcheas junto a las notas blancas. Con la boca entreabierta deja escapar una pícara sonrisa. El ángel de la guarda apoya su mano izquierda sobre el hombro derecho de mi abuelo pidiéndole asiento. Marta desliza sus dedos casi trasparentes por la hilera de teclas del piano. Una suave armonía acompaña a los veinticuatro Preludios de Chopin. La melodía comienza a aflorar. Compás trescientos noventa, tan sólo a diez pasos de la libertad. La línea prohibida se va acercando, cuando el ángel de la guarda para de tocar y deja caer sus manos inmortales sobre las blancas manos de mi abuelo. Con un gesto de compasión y un respiro de esperanza coloca los dedos de mi abuelo sobre el teclado del pecado y juntos continúan la melodía atrapada en el compás trescientos noventa y nueve. Mi abuelo alza un instante la mirada y cierra los ojos a continuación. Con el corazón en un puño deja que sean sus dedos los que luchen por lograr cruzar el muro de las almas inmortales. Compás cuatrocientos. Blanco, blanco, blanco. Vida y muerte. Condena y liberación. Re sostenido. La frontera de los pasos sin nombre y los sueños sin dueño.
-¡Vamos abuelo!
Queda una letra, sólo una, la última fracción del árbol. A Mika le resta una sola respiración, un solo latido.
-¡Una nota más abuelo! ¡Una nota!
La imagen del árbol de letras ha muerto, ha desaparecido para siempre, me desespero.
-¡Vamos no tengas miedo abuelo!
El silencio y el tiempo congelados hasta ese momento reanudan su marcha. Un compás más, el compás cuatrocientos uno resuena ensordecedor.
Yo también doy un paso más, el paso cuatrocientos uno. Ya no corro hacia el árbol de las letras, ni lucho por construir el ajedrez perfecto para ganar a mi abuelo. Somos libres. Mi padre ha escrito la última palabra que le ha abierto la puerta hacia la libertad. Mi abuelo ha logrado superar el compás cuatrocientos uno y ha tocado los Preludios de Chopin haciendo sonar hasta la última nota de la melodía. Mika ha cerrado los ojos para descansar en paz. Y yo he corrido en busca del árbol de las letras para abrazarlo, pero  ya no estaba. Somos libres, libres por fin.